sábado, 30 de abril de 2011

Desvelada la faceta oculta de Begoña: la de atleta profesional

Sí señores, sí. Tras ese pelo enmascarado y esa cara digna del meme de 'Okey', se esconde una poderosa tigresa (o Mufasa, hermosa comparación con su cabeza). Dejadme explicar. Resulta que tanto ella como la Helen (que se llama Elena, lo sé, pero es táááán americano ese término que lo digo porque me sale de los huevos ¬¬') se lo pasan divinamente juntas, pero como he aquí un observador imparcial, voy a describir la hermosa actuación de la madre de los magos de Waverly Place.

Helen estaba tranquilamente dando clase, cuando Begoña, un chivo espiatorio donde los haya, observaba, al parecer ignorante de que todos lo sabemos, a algún chivo de bachiller que daba clase de Educación Física en ese momento. (según las declaraciones que ofrecieron en exclusiva sus feromonas a este periódico tras ser liberadas, se trataban de pensamientos alarmantemente impúdicos), cuando de repente, a los incultos alumnos de la clase -entre los que me incluyo- les asaltó la duda de lo que era el catch-catch. Pues bien, Helen, sin darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer y la masacre que había desatado, se le ocurrió la descabellada idea de darnos una pista, por desgracia, demasiado gráfica. Todo sucedió en milésimas de segundo. Los testigos allí presentes declararon que, entre el humo y los rasgos de destrucción, pudieron ver a una rubia (no queda muy claro si se trataba de Helen o de la guiri tras oír que la hora de la matanza del cochino había llegado) corriendo como una hiena hacia Begoña, tocarle sensiblemente el brazo (se dice que la introducción de sus yemas en la piel de la misma ocasionó un túnel de casi cinco metros en la grasa de la Croqueta) y con las mismas, y aquí todas las declaraciones inciden, huye desmesuradamente cual Isabel de un nutricionista. Tras disiparse el polvo y cuando los allí presentes empezaban a superar aquel momento que nadie olvidará, ocurrió lo improbable. El mundo tembló durante unos segundos. No era una inundación, no era un terremoto. Se trataba de Begoña corriendo. La bestia se había despertado. Poco a poco y para asombro de aquellas personas, nos fuimos dando cuenta de la gravedad del asunto. Begoña corría como una perra hacia Elena, la tocó tímidamente, aunque en sus yemas hervía la más cruel de las venganzas. Pura maldad. Tras ese encuentro cara a cara de ambas divas, se dio la vuelta y empezó una huida que parecía eterna. La peor parte se la llevó los que estaban a menos de cinco metros a la redonda del lugar donde ocurrieron los hechos. No estamos hablando de los reactores de Fuckushima. Oh, no, se trata de algo mucho peor. Se trata del sitio donde los tacones de madera de Begoña, casi durante una milésima de segundo, derraparon, ocasionando que Begoña vociferara un temeroso y malvado "Oh" que de seguro nadie borrará de su memoria. La guerra había terminado. La gente parecía haber superado aquello y se empezaba a reír de lo que, sin duda, marcará la historia de semejante carrera profesional de la croqueta.